Afrontar los cambios, bien sea en el área personal, profesional, laboral, etc., impactará en nuestra rutina diaria con mayor o menor intensidad. Algunos pasarán desapercibidos y otros no tanto. Desde el momento del nacimiento estamos sujetos a cambios constantes en nuestra vida. Unas veces son internos y otras veces son cambios externos, a los que tenemos que irnos adaptando.
La vida está llena de experiencias que iremos viviendo, pero también de obstáculos que iremos afrontando. Los cambios, por ejemplo, pueden suponer una amenaza real para nuestra estabilidad. Así, aunque una etapa de cambios no tenga por qué ser negativa, todo lo contrario, puede ser realmente una oportunidad, lo cierto es que a veces los cambios comportan situaciones desagradables o incómodas, así como una reorganización de la nueva realidad.
Afrontar los cambios exige una actitud anticipada; es decir, analizar los pros y contras. Es escoger la opción más conveniente y enfocarnos en ese cambio. Es crear oportunidades y minimizar los problemas posteriores. Los cambios renuevan, evolucionan y se transforman a un ritmo vertiginoso, que nos exige mantener el nivel y adaptarnos constantemente. Poner resistencia es quedarnos atrás. Debemos enfrentar los cambios para ir avanzando al ritmo de ellos, desechando los vicios del pasado. Los cambios son sinónimo de esfuerzo, salir de la zona de confort y vencer la apatía impuesta por modelos anteriores.
Debemos mantener actitud positiva ante los cambios y enfrentarlos con una perspectiva de “oportunidades”. Tomar el cambio de manera negativa es una amenaza a nuestra forma de afrontar la vida. La actitud negativa nos conduce al miedo y a vacilar a la hora de resolver. Tener una actitud positiva ante los cambios siempre nos hará confiados, arriesgados y decididos.
Afrontar los cambios con actitud positiva
Afrontar los cambios con actitud positiva a la hora de emprender cualquier proyecto, bien sea personal o laboral, debe ser con una visión clara, una misión preestablecida; creíble, sólida, motivadora y realizable. Mucho más si contamos con apoyo y liderazgo para tomar decisiones, delegar funciones, y solucionar problemas a la hora de implementarlos.
Todo proceso de cambio está latente en nuestro día a día, va desde cambios personales (Qué color de chaqueta uso), laborales (Cambiar de trabajo), económicos (economizar los gatos), sociales (Conocer gente de mejor nivel), entre otras. De igual forma, en las organizaciones este es un aspecto que se analiza a diario, ya que el cambio promueve una serie de actividades en pro del éxito empresarial, adoptando nuevas tecnologías y formas de hacer negocios.
Mantener una actitud positiva nos lleva a la superación personal, capacidad de respuesta con decisión, seguridad y confianza ante los conflictos. Nos proporciona satisfacción de realizar con eficiencia y talento nuestros proyectos y objetivos. Nos hacemos constantes y perseverantes, proveyéndonos de esfuerzo y empeño al momento de enfrentar un cambio en nuestra vida, condicionándonos al alcance de nuestros objetivos.
Puede ocurrir que el cambio al que nos sometimos no resulte como lo esperábamos; no por eso debemos cambiar de actitud; debemos tener presente que las fallas son parte de estos y de ellas aprendemos y corregimos para no caer en el mismo error.
Cada uno de nosotros somos responsables de nuestras actitudes ante los cambios, por ello estos no deben ser influenciados por factores externos. Es obligación nuestra, buscar lo que mejor nos convenga y nos dé satisfacción.
De nosotros depende elegir como queremos reaccionar ante las novedades que nos irá deparando la vida en todos nuestros ámbitos. No se trata de resistirnos a ellos, sino de ser conscientes de que nuestra vida estará plagada de ellos y que nuestra única opción es vivir en el cambio.