Cerrando el ciclo del año viejo
Un nuevo año empieza y con él la oportunidad para apostar a nuevos retos, nuevos comienzos. También es el momento propicio para dejar atrás todo aquello que el año que dejamos nos obstaculizó y nos frustró. Cerremos el año como un ciclo más de nuestra vida, y empecemos uno nuevo esperanzados en que llegue con amor y abundancia. Transformemos esta oportunidad para comenzar soltando y dejando ir las cargas que arrastramos.
Para sanarnos debemos ser conscientes que no siempre nuestras emociones provienen de agentes externos; es decir, provienen de las personas cercanas a nosotros. Si notamos que estas relaciones nos traen frustración, ira, tristeza entre otras, es momento de decir adiós. Debemos alejarnos de esas relaciones que al final terminan siendo una carga en vez de una bendición. Tal vez el inicio del año sea difícil, pero es símbolo de una nueva oportunidad.
La apatía es la que nos estanca y no nos hace ser proactivos, ingeniosos ni emprendedores. Es un estado de ánimo que evita con mucha fuerza que logremos nuestras metas y sueños. Ser apáticos es muy fácil, pues hay tantas cosas mal en la sociedad y el planeta en general, que desistir de tomar acción es una escapatoria agradable, pero tomar las riendas de nuestra situación y avanzar a pesar de ir contracorriente es lo que realmente nos traerá la paz que estamos buscando.
La negatividad va de la mano con la apatía. Si somos un poquito más optimistas, pese a que en ocasiones no resulte un hecho como esperamos, dejar de ser negativos traerá grandes resultados. Estudios han demostrado que las personas que sonríen realmente pueden llegar a sentirse más felices por la simple acción de reír. Aunque parezca tonto, pero siendo más optimista cambiaremos todos los aspectos de nuestra vida.
Lo que nos sucedió este año o los anteriores no tiene porqué definir los que siguen, por lo menos no de manera negativa. Los fracasos y frustraciones están para aprender de ellos, y podemos vivir con ellos si los canalizamos como un aprendizaje sobre lo que debemos y no debemos hacer, pero enfocarnos en lo que no fue no servirá de nada.
Salgamos de nuestra zona de confort. Arriesguémonos más, seamos osados y busquemos el cambio. Si nos quedamos en nuestra zona segura no cambiaremos nada y seguiremos cargando nuestras miserias. Aunque digamos que es nuestra meta o nuestro sueño, tenemos que dejar la seguridad de algunas cosas para conseguir lo que queremos.