¿El dinero hace la felicidad? Esa pregunta ha sido muy debatida, y resulta que el dinero y la felicidad guardan una estrecha relación. Por ese motivo, ese vínculo ha originado curiosidad entre economistas, sociólogos y psicólogos que se han dedicado a estudiar en profundidad esta relación. Estudios académicos han sido concluyentes al afirmar que no siempre el dinero hacia la felicidad. En contradicción a esto, la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) británica publicó una investigación demostrando que la riqueza está directamente relacionada con el bienestar y la felicidad. Es decir, el nivel de bienestar, satisfacción, autoestima y felicidad son mayores en la medida que la riqueza aumenta en el hogar. Cuando el dinero es poco, el nivel de ansiedad, estrés, depresión, frustración aumenta, afectando la salud de la persona.
¿Y si la felicidad da dinero?
Muchos imaginan que las personas con mucho dinero son más felices y están satisfechos con la vida que llevan. Sin embargo, existen un sinnúmero de historias de gente que ha amasado fortunas incalculables que viven en soledad, tristeza, depresión, adicción, entre otras. Aunque es cierto que el dinero y la felicidad guardan una estrecha relación. No es menos cierto que este puede dividir familias, generar rencores, resentimientos y envidia o vivir bajo la angustia de una constante amenaza.
La factible felicidad que ofrece el dinero está supeditada a la ilusión sobre lo que se podría lograr y hacer con él. Es decir, tiene más significado y valor simbólico la fantasía, esperanza e ilusión que este genera, a lo que realmente se logra hacer con él.
Asimismo, está comprobado que el bienestar personal no depende del dinero acaudalado. Este depende más de la constante comparación con las personas del medio social al que pertenecen. La mayoría de los individuos relacionan la acumulación de dinero con sus necesidades y vida afectiva. Aunque con él no pueden comprar sentimientos, reconocimiento, amor, amistad, autoestima o salud.
La relación de las personas con el dinero define sus valores, el lugar que le da a su vida y su forma de relacionarse con el mundo. Algunas personas opinan que el dinero les da poder y autoridad y por ende lo necesitan para sentirse superiores. Otros, por el contrario, opinan que en la actualidad la inseguridad y las ansiedades por los riesgos que puede correr la familia generan preocupación al respecto.
Una vez resueltas las necesidades básicas, cada persona tiende a adaptarse a su nivel económico y su felicidad no depende del dinero. Aunque, sin duda, una mejora de su economía podrá generar un sentimiento de bienestar, este suele durar poco.
Estudios basados en la relación dinero-felicidad concluyen que lo más importante en las personas que se sienten felices son ciertos rasgos típicos de su personalidad. Tener un adecuado nivel de autocontrol, poseer un sólido sentido ético y gozar de una sólida autoestima.