La autoconfianza es la actitud que tenemos respecto a nuestras habilidades, cualidades y capacidades de juicio. Tener alta la autoconfianza nos ayuda a alcanzar las metas personales y profesionales que nos hayamos trazado en nuestra vida. Los altos niveles de autoconfianza ratifican nuestra buena salud mental y física.
En el mundo globalizado en el que vivimos, muchísimas personas tienen por debajo de los valores normales el nivel de autoconfianza. Fracasar, no cumplir los objetivos propuestos y la falta de seguridad en sí mismo, va llevando al individuo a quedarse atracado en momentos y situaciones que lo desmotivan y lo hacen exageradamente infeliz.
Cómo aumenta la autoconfianza
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Hagamos frente a nuestros miedos
Una característica muy evidente de personas con autoconfianza alta, es la capacidad que tienen de enfrentar situaciones y tomar decisiones a pesar del miedo. Son individuos decididos y van por lo que quieren, aunque tengan que hacer frente y dar explicaciones de sus actos.
Mientras seamos capaces de hacerle frente a nuestros miedos, la autoconfianza aumenta de manera inmediata. Por eso, si creemos que tenemos que reforzar esta área, escojamos alguna situación que nos cauce temor y vayamos enfrentándola para ir dejando los miedos.
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Pongámonos metas
alcanzables y vayamos por ellas
Nuestra mente tiene la capacidad de hacernos felices cuando estamos ante eventos placenteros y nos hace sentir muy desgraciados cuando no logramos lo que queremos.
Para mejorar nuestro autoconcepto, necesitamos ponernos metas motivadoras y empezar a trabajar en ellas. Pueden ser mejorar la alimentación, aprender un idioma, bajar de peso, etc. El propósito es que la meta sea puesta por nosotros mismos y que logremos cumplir el reto.
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Sumar experiencias de referencia
¿Sabemos cuál es el principal motivo por el que nuestro autoconcepto no es tan alto como nos gustaría? Esto se debe principalmente al hecho, que, durante toda nuestra vida, hemos estado recibiendo mensajes negativos sobre nuestra incapacidad y poco valor para realizar o alcanzar cualquier objetivo propuesto.
Ya es hora de cambiar esos mensajes y transformar esas debilidades en fortalezas. ¿Cómo lo hacemos? Enviándole mensajes positivos a nuestra mente inconsciente e ir creando experiencias positivas, retos, propósitos para irlos almacenando. Conocer nuevas personas y hacer que estas destaquen nuestros valores.
Debemos buscar la manera más simple para empezar a trabajar en las áreas donde nos sintamos seguros e ir incrementando la dificultad según vayamos sintiéndonos más cómodo con el reto inicial.
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Establecernos límites
Una de las características que identifica a una persona con nivel de autoconfianza bajo es que no tienen la capacidad de establecer sus propios límites. Les cuesta mucho decir que no a los demás para no hacerles sentir mal, aceptan toda clase de compromisos que saben que les harán infelices.
Aprender a establecer límites entre lo que estemos dispuestos a realizar, marcará una diferencia notable en nuestra vida.
Antes de comprometernos a cualquier propuesta, pensemos bien si eso nos beneficiará o nos sumergirá en una situación que nos haga infelices. Si no queremos hacerlo, no estamos obligados a comprometernos. Digamos que NO.
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Recordemos las metas alcanzadas en el pasado
Las personas con altos niveles de autoconfianza son aquellas que han encarado todo tipo de obstáculos y los han superado constantemente. Igualmente, todos alguna vez hemos alcanzado alguna meta importante para nuestras vidas; entonces, utilicemos estas experiencias para mejorar nuestro autoconcepto.
Si aplicamos esto con frecuencia, ante cualquier obstáculo, enfrentémoslo como en el pasado. Hagamos reflejo de las experiencias vividas
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Ejercitémonos
De acuerdo con la psicología evolucionista, el cerebro capta si somos capaces de cuidar de nosotros mismos y nos brinda un nivel de autoconfianza en función de esto. Por consiguiente, cualquier actividad que aumente nuestra capacidad de supervivencia también nos hará sentir mejor.
Una actividad que nos puede ayudar a ejercitarnos puede ser andar en bicicleta, nadar, correr, etc. Cuando entrenamos, realmente lo hacemos preparando al cuerpo para enfrentarse a distintas amenazas y situaciones.
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Cambiemos los pensamientos negativos
La principal fuente de inseguridad son nuestros propios pensamientos. El ir recogiendo opiniones respecto a cómo somos, quienes somos, que queremos y cómo es nuestra relación con los demás. La mayoría de las veces inconscientemente, estas opiniones hacen que juzguemos negativamente como es nuestra vida. Debemos transformar esos pensamientos y prejuicios que tenemos de nosotros mismos. Al principio, puede ser un poco difícil, pues los pensamientos seguirán surgiendo de forma negativa. Sin embargo, con tiempo y práctica, podremos sustituirlos por pensamientos positivos.