La búsqueda de la felicidad para muchas personas se convierte en un objetivo muy difícil de alcanzar. Muchos viven en una constante lucha por lograrlo y sienten que nunca la conquistan. Este tema ha sido inspiración para filósofos, novelistas, poetas, directores de cine, compositores y cantantes.

Psicólogos y especialistas señalan es múltiples estudios que buscar la felicidad constantemente puede en realidad frustrar y hacer muy infeliz a la persona. Este afán exacerbado de encontrar la felicidad tiene consecuencias profundas a largo plazo en nuestro bienestar.

Iris Mauss, profesora de la Universidad de Berkeley, en California, con la colaboración de 3 de sus colegas,  e inspirada en los libros de autoayuda de esos que muestran la felicidad como él sine qua non de la existencia. Realizaron un experimento donde concluyeron que ese afán por encontrar la felicidad es la que lleva a las personas a no tener bienestar. Es decir, el deseo es tan intenso que no nos permite diferenciar cuando estamos siendo felices y disfrutar de esos momentos. Solo basta pasar por un momento desagradable, para dejar de sentir plenitud y alegría, para sentir desdicha.

En este sentido, la psicóloga recomienda a que adoptemos una actitud serena, firme y tolerante ante los altibajos de la vida. Donde aceptemos las emociones que causan dolor, frustración, tristeza, etc., como momentos fugaces en vez de enfocarnos de sacarlos de nuestras vidas.

Claro está, que, para nuestro propio bienestar, debemos proyectarnos en metas y en mantener alta nuestra autoestima. Siempre idealizar objetivos a corto plazo para que evitemos sentir frustración y fracaso. En momentos difíciles enfrentarlos positivamente para que pasen sin causarnos daño.

La felicidad es sinónimo de bienestar emocional, positivismo, buena energía, buen humor. Es estar conscientes de lo que queremos y lo que vamos a lograr. Es cuando sentimos que tenemos cubiertas todas nuestras necesidades físicas, materiales y espirituales. Y al final pensamos que la vida es bella y vale la pena vivirla y disfrutarla.

En conclusión, la felicidad la podemos lograr en cualquier momento del día sin estar persiguiéndola. Es cuando de forma consciente disfrutamos de esos momentos cargados de paz y que nos dan satisfacción. Caminar al aire libre y disfrutar de los regalos que nos da la naturaleza. Reconocer la persona que somos, lo que queremos y hacia donde vamos. Son esos momentos de reflexión en los que no nos comparamos con nadie ni estamos enfocados en lo material. Es ese disfrute emocional que nos da sensación de bienestar y tranquilidad que nos llega desde lo más profundo.