Relaciones toxicas: ¿Qué son y cómo las identificamos?
Siempre que se habla de relaciones toxicas, asociamos estas con las relaciones de pareja, pero este tipo de relaciones no solo ocurren en noviazgos o matrimonios éstas se ven en cualquier ámbito social, es decir; entre amigos, en el trabajo con familiares, con los hijos. Las relaciones toxicas son esas que te enganchan emocionalmente y nos sentimos atrapados en ese vínculo nocivo, del cual nos cuesta mucho trabajo salir.
Siempre nos recomiendan estar atentos cuando empecemos a experimentar un malestar difuso e indescriptible, cambios en el comportamiento, apatía, desinterés, cambios de humor entre otras cosas; ahí es cuando debemos cuestionarnos y hacer un examen de lo que nos está pasando.
O si estamos en una relación de cualquier tipo; y de una u otra manera estamos incomodos bien sea porque nos hacen sentir juzgados, desvalorizados, manipulados, amenazados, acosados, maltratados, o sentimos ese vacío indescriptible. Tenemos que hacer un alto y preguntarnos ¿estoy enfrentando una relación tóxica y ahora como salgo de esto?
Definición
En general, las relaciones tóxicas pueden definirse como aquellas en las que los involucrados no tienen la capacidad de lograr un trato de igual a igual. Una relación se vuelve tóxica en el momento en que una de las partes se aprovecha de la otra. Es decir; cuando solo uno de los dos obtiene una ganancia.
Las relaciones tóxicas se establecen entre dos tipos de personas, las manipuladoras, y las susceptibles a la culpa, sensibles y vulnerables. Son personas que sufre de dependencia afectiva y siempre están dispuestas a complacer a los demás. Cuando dos personas con estas características se unen, se produce una atadura a la que no se pueden desatar y de la que es casi imposible salir.
Conductas Tóxicas
Las conductas tóxicas enmascaran inseguridad y baja autoestima. Al mismo tiempo, presentan características narcisistas que compensan la falta de amor propio. Además, suelen acompañarse de creencias erróneas, que le dan un sustento falso a esa forma de actuar.
Las conductas más frecuentes en este tipo de relaciones son aquellas que:
Manifiestan un deseo de control. Existe una fuerte necesidad de controlar a las personas a las que se ama. Saber todo de ellas. Dónde están, con quién, qué hacen. También se manifiesta como interés permanente en entrometerse o influir en su forma de ser y actuar.
Utilizan la manipulación emocional. Es frecuente que en los comportamientos tóxicos se emplee el chantaje como medio para lograr que el otro haga lo que esa persona quiere.
Tratan de despreciar y culpar. Las conductas verbales tóxicas señalan con énfasis los errores y vacíos de los demás. Además, buscan eludir la responsabilidad individual y culpar a los otros.
Enmascaran envidia y celos. Los comportamientos tóxicos impiden que se celebren los triunfos del otro. La independencia y los logros de los demás son vistos como una amenaza.
Cómo enfrentar estos comportamientos
La mejor manera de ayudar a quien tiene comportamientos tóxicos es no permitiéndoselos. Todo vínculo tiene unas reglas de juego, en parte explícitas y en parte implícitas. No se debe permitir que ni unas ni otras toleren la manipulación, el desprecio y cualquier otra conducta que degrade o instrumentalice al otro. Lo que debemos erradicar son los comportamientos tóxicos, no a las personas que los manifiestan.
La mejor vía para el entendimiento es el diálogo. Si estamos frente a una persona con comportamientos tóxicos, estamos en la capacidad de hacerle ver sus fallas, limitemos sus intentos de control e invasión a la privacidad. En algunos casos, los comportamientos tóxicos están demasiado arraigados. En estos casos, no hay más alternativa que tomar distancia. Pero esto no quiere decir que se deba segregar al otro. Es importante hacerle ver que la causa del distanciamiento es su conducta destructiva.
En conclusión, las personas con comportamientos tóxicos hacen sentir a los demás humillados, enojados, frustrados, culpables y defectuosos. Todos en algún momento caemos en comportamientos nocivos para nosotros o para los que nos rodean. Evitémoslo, revisemos nuestro comportamiento y el de los demás y así mejoraremos nuestras relaciones.