Iniciar como nuevo líder es un reto que conlleva muchas responsabilidades a las que no siempre estamos preparados. Cometer errores como nuevo líder es común cuando no se tiene experiencia. Es normal que los cometamos errores, pero algunos pueden ser evitados.
Desconocer las competencias de tu equipo
Al comenzar en un puesto con personas a tu cargo, lo primero que deberíamos hacer es conocer quién se dedica a qué. Analizar el perfil de cada uno de ellos encontrando las fortalezas y debilidades permitirá que veamos quién nos puede acompañar y aconsejar durante los primeros meses.
Para ello debes ponerte en su lugar de puesto de trabajo. Cuanto más conozcas las competencias de cada empleado podrás identificar oportunidades para mejorar la eficiencia y el entorno.
Otro de los errores fruto de la ignorancia surge cuando deseas hacer cambios dentro de la empresa y acabas de llegar. Debes ser consciente de que estos deben estar justificados según la lógica interna de la empresa. Todo cambio afecta a los trabajadores, por eso es importante que los escuches.
Creer que como nuevo líder lo sabes todo
No es necesario saberlo absolutamente todo cuando llegas a un ambiente nuevo. Una vez que hemos conocido cómo funciona la empresa y qué hacen sus trabajadores, es normal pensar que, como líderes, nunca podemos caer en el desconocimiento. Esto no es así. Como el resto del equipo, aprender cada día también está ligado al ser líder.
Líder ¿yo?
Asumir un puesto nuevo y adaptarse a él lleva su tiempo. En este caso, como nuevo líder, no solo importa el trabajo diario que hagamos, sino también cómo nos comportemos con los empleados, con otros socios y clientes. Hay que tener en cuenta que cuando estás tanto dentro como fuera de la empresa eres líder. Este es uno de los errores más comunes como nuevo líder. Muchas veces es fácil olvidarlo, pero es en los pequeños detalles donde un líder actúa como tal.
Descuidar el equipo
Los beneficios para ti lo son para la empresa y para todo el equipo. Es fundamental, además de conocer al empleado, que este esté motivado. No solo permanecemos en un puesto de trabajo por motivos económicos, necesitamos incentivos que van mucho más allá del dinero.
Como nuevo líder debes conocer cuáles son estas motivaciones. Puede que tu equipo no esté rindiendo lo que debería porque no vean reconocido su trabajo, por ejemplo. Ante esta situación y como líderes, deberíamos establecer lazos con nuestros empleados. De este modo, sentirán la confianza para expresar su malestar de modo que beneficie a la empresa con cambios positivos para todos. Además, podríamos colaborar con el departamento de recursos humanos para llevar a cabo acciones que identifiquen por qué nuestro equipo no está motivado.
No saber delegar
No se trata de que tomes todas las decisiones, lo ideal y coherente es crear un equipo en el que poder apoyarse y contar con ellos a la hora de liderar. Poder hacerlo todo no significa que se pueda hacer sin ayuda. Al asumir más labores no estás buscando la eficiencia sino perpetuando tu rol como máxima autoridad.
Esta carga de trabajo que nos echamos al hombro se da debido a que cuando estamos en un puesto de trabajo asumimos la responsabilidad de nuestras tareas. Esto debe cambiar cuando se entra en una empresa como líder ya que el volumen de trabajo aumenta exponencialmente y querer realizarlo todo por nosotros mismos nos resultará imposible.