Los cambios hormonales son los responsables de nuestras emociones, sentimientos y variaciones del humor. Por norma, las hormonas trabajan en un equilibrio perfecto, pero en ocasiones ese balance se ve afectado. La mala nutrición, estrés, enfermedades crónicas, falta de ejercicio, entre otros, son factores que alteran este equilibrio. Por fortuna, la mayor parte de las enfermedades hormonales son relativamente escasas.
Sin embargo, no tenemos que soportar los indeseables efectos de estas variaciones. La pesadez, los períodos dolorosos, los síntomas premenstruales, las dolencias producidas por la menopausia, o la piel grasosa y con granitos. Todos estos trastornos hormonales se pueden tratar medicamente. Cualquier médico puede solucionar este tipo de problemas. Sin embargo, si los problemas son mayores, podemos visitar a un ginecólogo o endocrinólogo quienes se especializan en el sistema hormonal.
Podemos estar convencidas de que tenemos el control de nuestro cuerpo, pero son las hormonas quienes realmente están a cargo. Ellas son las mensajeras químicas internas de nuestro organismo, llevan su información a cada una de las partes por medio del torrente sanguíneo. Algunas nos hacen sentir bien, mejoran la piel, el cabello y abren el apetito. Otras, cuando no funcionan bien, pueden causarnos cansancio constante o reducir la fertilidad y crear complicaciones en los embarazos.
Hormonas sexuales femeninas
El estrógeno y la progesterona son las dos hormonas más importantes. Son producidas por los ovarios y controlan nuestro ciclo fértil y el camino a la reproducción. La primera conduce a que el cuerpo almacene grasa en la cadera, los muslos y el pecho. Controla el tamaño de los senos, dirige las diferentes etapas del ciclo menstrual y conserva los órganos sexuales saludables.
Durante la primera mitad del ciclo (desde el primer día hasta que el huevo es liberado) los niveles de estrógeno se elevan y aumenta el suministro de sangre a las paredes del útero como preparación para la fecundación. El estrógeno también ayuda a que nuestros huesos retengan calcio.
Después de la menopausia deja de almacenarse: por eso muchas mujeres en esta etapa sufren de adelgazamiento de los huesos (osteoporosis). La Terapia de Reemplazo de Hormonas (TRH) repone el estrógeno faltante y puede ayudar a reducir algunos de los indeseables síntomas causados por su ausencia.
El trabajo de la progesterona es preparar el útero para el embarazo, engrosar sus paredes, reducir las contracciones musculares y ayudar a mantener el balance de agua y sal en nuestro cuerpo. Antes de un período, los elevados niveles de progesterona pueden causar dolor en los senos y un incremento en la cantidad de aceite producido por la piel.
Durante el embarazo, la hormona prepara el cuerpo para el nacimiento. Un tercer grupo de hormonas sexuales son los andrógenos, los cuales manejan el desarrollo y el apetito sexual; son producidas por las glándulas suprarrenales de ambos sexos y por los testículos en los hombres.
Cambios hormonales: en el ánimo para el amor…
Los cambios hormonales durante el ciclo menstrual tienen un efecto dramático en nuestro humor y bienestar. En la mitad del ciclo, durante la ovulación, cuando el estrógeno está en su nivel más alto, tenemos a flor de piel la sensibilidad emocional y sexual, nos sentimos más enamoradas, nos entregamos a nuestra pareja y la mayoría de las veces experimentamos orgasmo durante la relación sexual.
Justo antes de un período, los altos niveles de progesterona pueden hacernos sentir gordas e inflamadas y fomentan las ansias por los chocolates y los dulces.
Durante el período el estrógeno y la progesterona están en un nivel estable bajo, así que tenemos tendencia a estar más calmadas e introvertidas. El inconveniente es que el umbral de dolor tiende a ser más bajo, y entonces, por ejemplo, la depilación de las cejas o la aplicación de cera en las piernas pueden resultar más dolorosas que de costumbre.