Los lácteos enteros, a diferencia de los desnatados, son más saludables de lo que imaginas: no engordan y mejoran tu salud.
Durante años, se ha dicho que eran mejores los lácteos desnatados porque los enteros engordaban y producían enfermedades cardiovasculares debido a la cantidad de grasa. Sin embargo, cada vez hay más estudios que desmienten este hecho. Aquí explicaremos cuál de los es mejor.
Enteros o Desnatados
Los lácteos enteros siempre han tenido mala reputación debido a:
Calorías: Tienen más calorías que los desnatados. La grasa es el macronutriente que más calorías aporta. En los lácteos es sencillo eliminar esa grasa. Por lo que parece lógico, a menor calorías, menor riesgo de obesidad.
Grasa saturada: Estas siempre han sido conocidas como las grasas ‘malas’ porque podían provocar enfermedades, como la diabetes y enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, eliminarlas era ventaja añadida.
Sin embargo, al eliminar la grasa, eliminamos gran parte de las vitaminas liposolubles A, D y E. Así como también una parte de minerales.
Se han realizado numerosos estudios para comprobar si los lácteos enteros engordan o mejoran la salud en general:
El peso y los lácteos
En un estudio publicado en The American Journal of Nutrition, observaron las diferencias de peso entre quienes consumían lácteos enteros y desnatados. Los resultados fueron que el grupo que más lácteos enteros consumía, reducía un 8 % su riesgo de tener sobrepeso u obesidad.
Se pudo comprobar que un alto consumo de grasa proveniente de los lácteos se asocia con un menor riesgo de obesidad central y riesgo cardiovascular; del mismo modo que una baja ingesta de grasas de origen lácteo se asoció con un mayor riesgo de obesidad central.
La salud y los lácteos
La mayoría de los estudios no encuentran diferencias entre los lácteos enteros o desnatados, o llegan a mejores resultados cuando se toman enteros. De hecho, los lácteos enteros pueden mejorar algunas enfermedades como: Diabetes tipo 2. Enfermedades cardiovasculares. Síndrome metabólico. Hipertensión. Cáncer colorectal.
Para los niños, cuál de los dos lácteos es mejor
Es importante que los niños consuman lácteos enteros, ya que, como hemos dicho, en los lácteos desnatados se pierde una proporción importante de vitaminas y minerales. En un estudio donde se incluyeron 2745 niños, se observó que incluir leche entera estaba asociado con mayores concentraciones de vitamina D en sangre y menor índice de masa muscular.
Hay que puntualizar que estos lácteos enteros deben ser sin azúcares añadidos, ya que para la población infantil hay una gran oferta de productos lácteos a los cuales les añaden gran cantidad de azúcar y conservantes, que son contraproducentes.
En general, hay que personalizar cada caso, ya que los lácteos no son la principal causa del sobrepeso o la obesidad. Si la leche entera te parece muy pesada, puedes optar por leche semidesnatada. También si consumes varios vasos de leche a lo largo del día.
En cambio, si tienes que seguir una dieta baja en grasas por algún motivo, puede ser que te vengan mejor los lácteos desnatados. También si vas a realizar deporte posteriormente.
No todas las grasas son malas, sino que hay que conocer su procedencia. Las grasas saturadas de la leche no contribuyen a la obesidad ni a las enfermedades cardiovasculares.
Los lácteos enteros, debido a la grasa, ayudan a estar más saciados, lo que puede hacernos comer menos a lo largo del día.
Los lácteos desnatados suelen ser más insípidos y, al tener menos sabor, les añaden azúcares y cereales refinados. Es decir, quitan la grasa para incorporales otros componentes más perjudiciales para la salud.