¿Cansada de citas desastrosas donde pierdes el control? Aquí traemos algunos tips que serán de mucha utilidad para llevar el control de la primera cita.
La última cita fue un desastre, nada fue como lo pensaste. Te sentiste insegura e incómoda. Para ya de tantas dudas. Recuerda que este es el siglo de la mujer, así que manos a la obra y tomar el control de las citas siempre y cuando satisfaga nuestras necesidades y deseos.
Nunca las primeras citas son fáciles. La mayoría de las veces no sabemos con quién o qué nos vamos a encontrar. Posiblemente conozcamos alguna faceta en común de nuestra cita, pero la verdad es que desconocemos a esa persona que te suena la campana. Mucho menos si la hemos seleccionado en una app de citas. El desconocimiento de qué sucederá suele ser el detonante para la inseguridad en una primera cita. Por eso, aprender a tomar el control de las citas nos ayudará a sentirnos seguras y a empoderarnos como mujer.
Las citas ya no son cosa de hombres
El tema de las citas siempre fue territorio de hombres. Si no me creen, recuerden que siempre el hombre tenía la iniciativa de invitarnos a salir , escogía el lugar, se esforzaba por agradar y mantiene el control de la situación. Las mujeres siempre mantenía una actitud pasiva, adorando su papel y, en el mejor de los casos, con un cierto poder para tomar la decisión final, siempre y cuando el hombre haya hecho todo lo posible para cortejarla adecuadamente, lo que se traduce en dominar a la perfección la primera cita.
Esta estructura patriarcal de las citas está muy presente en el imaginario de muchas mujeres y hombres, que ante la imposibilidad de cumplir con el protocolo del cortejo, acaban por frustrarse y fastidiar sus citas una y otra vez. Porque sí, lo primero que debes saber es que los hombres también tienen miles de inseguridades en una cita, se ponen nerviosos, sudan y también las estropean (seguro que ya has conocido a más de uno). Y es que la idea de que las citas son cosa de hombres está ya un poquito obsoleta.
Citas controladas por mujeres
Ya no es cuestión de esperar a que nos inviten a cenar o a bailar, tampoco implica cambiar de rol. Es tomar el control y dominar una sin subordinar al otro a la espera de nuestras decisiones. Se trata de aprender a establecer límites con una misma y con el otro para que la cita en cuestión cumpla con tus necesidades y deseos.
En otras palabras, no se trata de que en una cita nos pongamos a juzgar al otro sin haberlo conocido. Tengamos claro que para querer agradar, ser positiva o tratar de seducir a una persona no significa que debamos echar por tierra nuestra personalidad, deseos y necesidades.
En fin, tomar el control de la cita puede significar muchas cosas, desde vernos sexys y atractivas para nosotras mismas, sin pensar si a nuestra cita le gustará, decidir dónde tener la cita, proponer temas de conversación o mostrar al otro nuestras fortalezas hasta no permitir que elijan un plato por nosotras, invitar, aceptar los halagos porque lo valemos o tener la suficiente autoconfianza de decir cuándo una cita no está saliendo como esperábamos o simplemente, decidir ponerle fin.
Entonces ¿qué sentido tiene tener una cita si no la disfrutamos? Se trata de pasar un buen rato con alguien y ver si hay química entre ambos. Así que la próxima vez que tengamos una primera cita, veamos al espejo para decirnos lo asombrosas y fantásticas que somos.